viernes, 29 de junio de 2012

Las Cosas más Simples de La Vida

Es abrumante observar como las cosas más simples de la vida nos enseñan el valor de los seres humanos.

Quiero contarles lo que me acaba de suceder, hace apenas unos instantes.  Aprovechando el feriado, Julio Andrés y yo haciamos un arreglo general de su dormitorio, y en el cajón encontramos dos polos que ya no le quedaban.  Le dije: 'hijo, mira ya no te quedan, podemos donarlo a niños más pequeños que tú', y el respondió: 'pero me gustan mucho, me gustan mucho las rayas'.  Le expliqué que podiamos comprarle unos nuevos que le quedaran y que fueran a rayas, pero se puso triste y le pregunté ¿todavía quieres quedarte con estos?, llorando me dijo que sí.  Decidí no insistir más y los guardamos.  A los pocos minutos, abrió el cajón con sus ojos todavía llorosos y me los dió asintiendo con la cabeza.  

Como comprenderán yo tampoco pude contener el llanto, y lo abracé fuerte y le dije lo maravilloso de su gesto, porque el ser un niño bueno no consiste en donar lo que ya no quieres, si no en dar algo que para tí significa mucho.  Un niño de 6 años, que tiene un apego muy fuerte por sus cosas, me demostró que a pesar de lo mucho que quería y le gustaban sus polos, puede darlo porque entiende que hay otros que los necesitan más que él.

Me siento muy feliz de tener la bendición de ser madre de un niño tan maravilloso; que hoy me dió una hermosa lección que recordaré toda mi vida.

Vannessa.

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